Cuando un amor se va hay tantas formas de reaccionar como hombres en el mundo. Hay quienes se tiran a la bebida, hay quienes atosigan a los demás con su pena, hay quienes deciden aislarse y los hay que se dejan caer de espaldas. Esto fue lo que hizo Fred Bowers, quien se llenó de rabia cuando su novia murió: se dejó caer de espaldas. Entonces empezó a girar. “¡ Estoy bailando breakdance!”, exclamó, asombrado. Tenía entonces 68 años de edad. ‘Britains got talent’ es un programa que ha tenido publicidad mundial a torrentes en las últimas semanas, debido a la aparición de Susan Boyle, una mujer con tipo y maneras de guardaespaldas que canta como si Dios habitara en su garganta. El programa es un éxito porque no es un circo ni una exposición insensata de ineptitudes; está hecho con inteligencia, tiene un buen balance y, sobre todo, una excelente preselección de participantes. Los toques de comedia y drama que contiene no raspan… en fi n, es bueno. Volvamos a Fred: Cuando Fred Bowers descubrió que podía bailar breakdance sin que su esqueleto de anciano colapsara, buscó iluminar su soledad con el resplandor del arte ( buena frase, ¿o no?) y lo consiguió bailando seis días a la semana, de 11: 00 a 04: 00 horas, en un centro nocturno de Nottingham. Fred tiene ahora 73 años. Es bueno bailando. Esto le abrió las puertas de ‘Britains got talent’ y rápidamente se convirtió en un favorito de quienes le vieron, excepto algunos periodistas y empleados de Hacienda que se preguntaron: ¿no es ése el viejo que cobra ayuda por discapacidad desde hace varios años? En efecto, sí lo era y sí lo es. Fred Bowers, cuya estupenda capacidad para hacer cabriolas le mostró un nuevo destino, cobra a la Corona poco más de 22 mil pesos mensuales y usa además un Ford adaptado especialmente, que es propiedad del gobierno, por la presunta o real inmovilidad de su pierna izquierda. La exhibición de todo esto en un país donde pagar impuestos es no solamente un asunto serio, sino parejo, le ha restado decenas de miles de votos del público en el programa. Nadie en Inglaterra quiere votar por un embustero y muchísimo menos por un embustero fiscal (sin ofender a nadie). Fred sabe que ha perdido el premio principal de 100 mil libras esterlinas, pero aún aspira a bailar frente a la reina, otro honor que se suma al metálico para el ganador del concurso; cree que limpiaría así su maltrecha honra. “Cuando solicité la pensión”, explica, “apenas podía mover la pierna izquierda, hoy mi pierna izquierda sigue sin funcionar, por eso no corro sobre el escenario: bailo sobre la espalda, el cuello y la nuca. No encuentro conflicto, una cosa es la espalda y otra la pierna, además sé quién fue el chivato que corrió con la historia equivocada a los periódicos y sé que lo hizo por envidia”. Hasta aquí llega la historia. Yo estoy con Fred: una cosa es la pierna y otra la espalda. Pero no quiero sacar conclusiones. Bora respeta. Sólo me repito lo absurdo que es el mundo: en Inglaterra, por una pierna inútil, se cobran 22 mil pesos, mientras que en México 22 piernas, inútiles también, reciben una millonada. Pero hoy no quiero hablar mal de nuestra Selección. No tiene caso. Bora respeta.
Texto tomado del Diario Record Digital, es original de Guillermo Ochoa, y a falta de ideas durante los últimos días, por eso estoy poniendo lo mas interesante que leo a diario. Saludos y aqui el video:
Ayer fueron cinco minutos de emoción y 85 de desilusión, la verdad es que si terminamos yendo al mundial no lo merecemos.
ResponderEliminarPor otro lado, ciertamente es notable que un adulto en plenitud pueda hacer piruetas pero 'bailar breakdance'... bueno... Y por otro lado, mueran todos los estfadores fiscales, ojalá un día tuvieramos un país donde diera verguenza evadir impuestos, cosa que aquí casi es deporte nacional.